Aprendizaje basado en retos

El aprendizaje basado en retos o challenge based learning (CBL) es una metodología basada en la resolución de retos del mundo real. Por lo tanto, se trata de organizar los aprendizajes de una o varias asignaturas alrededor de un reto externo real. Las y los estudiantes trabajan en equipos en colaboración con empresas y/o miembros de la comunidad para resolver un problema concreto del territorio, y exploran posibles opciones de mejora, proponen soluciones, las ponen en práctica y las evalúan. A diferencia del proyecto de desarrollo de un producto, el reto en CBL debe ser bastante abierto y debe hacer énfasis en el impacto social. Los equipos deben identificar necesidades concretas dentro del ámbito del reto mediante la interacción con expertos externos y con usuarios finales y elegir una de manera razonada. Luego deben idear diversas soluciones conceptuales y elegir una a partir del feedback que han obtenido al mostrar representaciones o prototipos rápidos a usuarios, y, finalmente, desarrollar un prototipo de prueba de concepto. Debido al tiempo que se necesita para desarrollar las fases anteriores, este prototipo suele ser más ligero que el que se obtiene en la modalidad de proyecto de desarrollo de producto. También se desarrolla un modelo de negocio y se hace el análisis de sostenibilidad y de aspectos éticos. Los resultados del aprendizaje son más del ámbito de la innovación que no de la tecnología. Se suele trabajar con equipos multidisciplinarios y cada miembro aporta los conocimientos y la experiencia propios en el análisis del reto y la formulación de la propuesta final. El docente debe tener más experiencia en la metodología que en el tema que se trata y ejerce el rol de facilitador del equipo y de punto de conexión entre los estudiantes y la entidad que proporciona el reto que se debe resolver, que puede ser una empresa privada, una institución pública, una ONG o cualquier entidad que tenga una fuerte vinculación con el territorio.

REQUISITOS DE ESPACIO:

Aula grande, flexible y versátil, con mesas modulares móviles, donde puedan trabajar diferentes grupos de estudiantes simultáneamente, puedan conectar los ordenadores y faciliten que el docente pueda llegar a todos los grupos, y que haya un buen diseño acústico para evitar un ruido excesivo. Los grupos pasan una buena parte del tiempo hablando entre ellos. Serían necesarios paneles de tipo Velleda en las paredes para representar ideas y favorecer la discusión. Es muy útil disponer de aulas o espacios pequeños auxiliares para hacer tutorías grupales, que es bueno que sean con más de un profesor supervisor o profesora supervisora. Esto requiere más recursos de profesorado, aunque las tutorías se hacen mientras el resto de estudiantes trabajan en grupo. También es necesario el acceso a un espacio para la realización de prototipos sencillos y, dependiendo de la tecnología de la solución, a un laboratorio de tipo electrónico o electromecánico o a un espacio de fabricación tipo fablab.

NÚMERO DE ESTUDIANTES POR GRUPO:

Los equipos en CBL no son muy grandes, de 4 - 6 estudiantes. Si son interdisciplinarios, 2 estudiantes por disciplina. La ventaja de la interdisciplinariedad es que aportan visiones diferentes a la hora de identificar las necesidades y generar ideas. En la fase final, de prototipado, sí que aportan las competencias específicas propias.

OTROS REQUISITOS:

Una parte importante del CBL es la interacción con agentes externos. Para gestionarla, los estudiantes deben dedicar tiempo. Una opción es hacer las sesiones de trabajo cada dos semanas para dar tiempo a organizar reuniones y hacer entrevistas. 

DURACIÓN DE LAS SESIONES:

Es muy útil poder disponer de sesiones largas de 3 - 4 h, en las que la mayor parte del tiempo es de trabajo en equipo. Se dan normalmente píldoras sobre metodología durante media hora como máximo y los estudiantes hacen presentaciones cortas (5 min) del estado del proyecto y sesiones de tutoría equipo por equipo.

FACILITADORES TECNOLÓGICOS:

Herramientas de trabajo colaborativo.